Entre las nieblas que el tiempo acentúa, los recuerdos aparecen y como vienen se van
recuerdos gratos de vida, recuerdos fríos de muerte, momentos tiernos que a veces me hacen llorar de nostalgia, momentos llenos de penas que hubiese querido olvidar a veces, recuerdo las tibias caricias de manos pequeñitas, frutos de amor, pequeñas promesas, que anidaban en mis brazos hasta que aprendieron sus alas a abrir
Un día
volaron del nido fraterno a fin de crear para ellos recuerdos, hay veces que
escucho la voz de mi madre, que cuando pequeño mi nombre clamaba y aquellas
historias de un tiempo pasado
que con entusiasmo narraba mi padre, recuerdos de amores en
mi adolescencia cuando muy en serio jugaba a vivir
Un día también yo llegué a enamorarme aún no sabía que lo
había logrado, e irrespetuoso del tiempo vivía mi vida, sin tomar en serio los
días vividos
El tiempo y sus cosas hicieron su juego y un día mi vida se
hizo de dos, no imaginaba mi vida sin ella y juntos creamos un nido de amor
Recuerdo mi casa poblada de voces, de llantos y risas de
niños pequeños, luego adolescentes
jugando al amor.
Las nieblas del tiempo me niegan a veces tejer una historia
que sé que viví y hay veces que el velo
por fin se disipa y lloro en silencio por lo que perdí.
Hay veces que el sueño me atrapa sonriendo, por cosas muy
gratas que afloran en mi y hay veces que cubro mi piel con un manto, pues duele
hasta el alma por fin recordar.
Espero que el día que la muerte me alcance, me encuentre
sumido en un sueño de paz que nunca me alcance sumido en tinieblas pues temo,
de ese modo, jamás descansar.
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