451
La debilidad a veces radica en
ser duro por fuera y muy sensible por dentro, la dureza o falso machismo, nos
protege de las agresiones del exterior, uno asume siempre una actitud dominante
y sin ser arrogante se gana el respeto de los demás, como un hombre firme,
seguro y capaz de hacerle frente a las circunstancias que le presenta la vida.
La misma dureza, corteza
protectora, a veces nos obliga a no dejar aflorar una lágrima o a esconder
emociones que tienen que ver con el corazón, rara vez demostramos flaquezas y
nos cuesta decir un "te quiero", a veces lo demostramos con algún
gesto cariñoso, un breve abrazo o bien nos abrimos en la intimidad con la
pareja, sin muchas palabras, solo lo necesario para que se entienda.
Es una locura, pues cuando nos
hieren físicamente, reaccionamos con la bravura necesaria que ponga las cosas
en su lugar, mas si nos hieren en el alma, somos incapaces de reaccionar, jamás
demostramos que estamos heridos, por ahí enojados, ofendidos, capaces de mantener
una discusión hasta las últimas consecuencia, pero cuando se nos hace un nudo
en la garganta, somos incapaces de llorar y si lo hacemos es cuando estamos
solos, allí nos amargamos y quisiéramos decir tantas cosas que no podemos
decir, por vergüenza, por miedo a demostrar una flaqueza y terminamos
deprimidos, exhaustos, apartados de la gente y fingiendo un aplomo que no
tenemos, mientras se nos desgarra el alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario