martes, 12 de marzo de 2013

33 CAMIONERO


 

Unas luces a lo lejos, me dicen que voy llegando, traigo sobre mis hombros el cansancio acumulado de kilómetros de caminos que fueron quedando atrás.

Para que no me venza el sueño llevo en el termo café, la radio me va cantando suavecito algunas notas y entre  un cigarro que otro, me entretienen los recueros.

Recuerdos de mi niñez cuando descalzo jugaba entre terrones y chircas,  con mis amigos de entonces, algún amor de esa tierna época de adolescente, Martha la chiquilina que siempre estaba muy seria, Mariíta la de la esquina que se escondía del padre, Rosa, la dulce Rosa, que nunca quedaba quieta, Teresita la morocha, de quien estuve enamorado,

más tarde cuando la edad permitió nuevos mas aventuras, mantuve mas de un romance teñidos con el  amor.

¿Dónde habrá puesto el destino, los momentos del ayer?¿Dónde estarán los momentos que no puedo recordar?

Viene la curva y el puente, alguien quiere rebasarme, le voy a dejar pasar para que vaya tranquilo yo no me voy a apurar, ¿para qué? Si allá en mi casa me espera la soledad con la frialdad de la muerte.

 No hace mucho me esperaban en la puerta de mi hogar, yo vivía de otra forma, no alargaba las distancias, viajaba siempre deseoso de tomarla entre mis brazos, trayendo de todas partes algún presente ligero.

Hoy no me espera nadie, no tengo apuro en llegar, voy a parar un instante al costado del camino, por costumbre, encendí un cigarro, miré la carga otra vez, doy la vuelta y me detengo, voy a subirme de nuevo, no sé si quiero llegar, pero tengo que seguir un poco más el camino, para llegar y dormir acomodando recuerdos

Si logro llegar atrás, donde duermen los lejanos, cuando la vida era alegre, cuando yo era feliz, podré dormirme tranquilo evocando todos ellos

Pero en vano me ilusiono, jamás me duermo feliz, solo en mi cama vacía y fría como la muerte, me entristezco por la suerte que me ha tocado vivir, ella se fue sin regreso, la ha marchitado el destino, yo no pude estar allí para brindarle mi adiós, solita se me murió mientras yo no estaba en casa y se llevó mi alegría y mis ganas de vivir, por eso no tengo apuro, en llegar a ese lugar, por eso es que cada tanto una lágrima escondida, debo secar de mi rostro como queriendo sacar los recuerdos que mi mente, jamás quisiera olvidar.

Me quedan dos curvas más y ya llego a mi ciudad, debo llevar el camión para poder descargar, tendré que comer algo antes de ir a mi casa, quizás me quede en el bar para tomarme una copa, tal vez me encuentre con alguien para poder conversar, mañana será otro día, quizás tenga que viajar, ¿quien sabe? Si tengo suerte tal vez podré  descansar.

 

 

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